Traducido del inglés por mí mismo, y por eso les pido disculpas de antemano por las faltas lingüísticas que encuentren.
Aunque Carabineros ya ha restringido el uso de los “perdigones de goma”—las cuales demostrablemente no son de goma, ni se comportan como goma—todavía se están usandolos. Como resultado, todavía llega gente a las urgencias con lesiones oculares provocados por impactos de perdigones. Además, hechos actuales sugieren que ciudadan@s no involucrad@s en manifestaciones podrían ser blancos para Carabineros. No es solamente una cuestión de interés para manifestantes, sino para tod@s ciudadan@s. Dado que primeras indicaciones sugieren que Carabineros va a seguir utilizando estas municiones, es de alto interés para el bien público entender lo máximo posible sobre las armas utilizadas por el organismo.
Este artículo se divide en dos partes. Primero, discutiré las distancias teóricas en las que niveles de daños oculares por proyectiles podrían ocurrir. Segundo, discutiré las pruebas de varios anteojos de seguridad, y dar algunos consejos para ciudadan@s interesad@s en protegerse.
Disparos a distancia y sus consecuencias
Un informe interno hecho por Carabineros en 2012 sugirió que estallido ocular—la consecuencia más grave de impactos balísticos en los ojos—es un riesgo de perdigones de “goma” hasta distancias de 30 metros o más. El estudio tuvo varios problemas, entre los cuales es la interpolación especulativa de impactos en madera a efectos en partes distintos del cuerpo humano. No obstante, el informe estableció que estos proyectiles presentan un riesgo considerable de estallido ocular, y también puso reglas para su uso (las cuales, al parecer, no se han seguido en las protestas).
Investigaciones empíricas han estudiado la balística de impactos a los ojos humanos de proyectiles de distintos dimensiones y composiciones en entornos controlados (me voy a enfocar en dos, del mismo grupo de investigación: Duma et al., 2005; y Kennedy et al., 2006). Dichos estudios usaron energía normalizada—energía cinética por área efectiva del proyectil—para hacer comparaciones entre proyectiles, y estimar un umbral energético necesario para provocar daños oculares. En otro post, hice curvas de velocidad probables para los perdigones de goma pura, perdigones medidos por un análisis independiente, y perdigones descritos en una ficha técnica proporcionada por Carabineros. Estos datos pueden ser usados para calcular valores de energía normalizada para los perdigones de “goma”, para estimar las distancias a las cuales dichos perdigones pueden provocar varios grados de daño ocular.
Se presentan los resultados abajo.
∙ Abrasión corneal : 1.503 kg s-2
∙ Luxación del lente ocular : 19.194 kg s-2
∙ Hifema : 20.188 kg s-2
∙ Daño retinal : 30.351 kg s-2
∙ Estallido ocular : 23.771 kg s-2 (Duma et al., 2005) o 35.519 J m-2 (Kennedy et al., 2006)
Estos resultados sugieren que la probabilidad de lesiones oculares graves por perdigones de “goma” es muy alto hasta 25-30 metros al menos, y lesiones menores son posibles mas allá de esta distancia. No muestro abrasión corneal en la figura pero la energía necesaria para producir este tipo de trauma es bajísimo; imagino que los casos más frecuentes de “trauma” ocular por perdigones de goma son los resultados de disparos a distancias mayores que 30 metros, en las cual dispersión de perdigones serían imposible controlar.
Kennedy et al. (2006) reportaron estallido ocular a un valor mínimo de energía normalizada de ~29,000 J m-2, que correspondería aproximadamente a 25-30 metros distancia (que depende en la elección de proyectil). Aunque el informe interno de 2012 subestimó el riesgo de penetración de la piel, predijo bien el riesgo de posible estallido ocular. Felicitaciones entonces a Dra. Viviana Bustos para reconocer bien este factor importante.
Espero que tomen estos resultados con cautelo. Todavía no tenemos pruebas empíricas a los efectos reales de los perdigones de “goma” en sujetos humanos (pero manténganse atent@s), así que hasta cuando los tenemos, estos resultados son teóricos. La suposición implícita es que proyectiles son rígidos y se chocan con el ojo directamente; en el mundo real, es menos probable que ambas suposiciones son correctas todo el rato, y por eso las distancias mencionadas probablemente sobrestimar las distancias necesarias para provocar varios grados de daño ocular.
En resumen, a distancias menos que 30 metros, estos perdigones de “goma” pueden cegar o hacer daño permanente a los ojos. Mi consejo es: cualquiera persona que podrían encontrar las Fuerzas Especiales en una situación dónde se usan estas armas debe tomar precauciones para que se protejan los ojos.
¿Cuáles anteojos debería usar?
Primero de todo, casi cualquiera protección para los ojos es mejor que nada. Aunque demuestro abajo que los anteojos de seguridad más comunes no necesariamente ofrecen protección suficiente contra impactos directos, incluso se pueden proteger contra agentes químicos e impactos indirectos. Entonces, si tengan solamente anteojos de seguridad básicas, que se los lleven, aunque no sean perfectos. La excepción a esta regla son lentes de vidrio (no plástico o policarbonato), los cuales pueden empeorar daños oculares de impactos.
Se ocupan diversos estándares para anteojos de seguridad. Aunque conforman a pruebas distintas, la mayoría de los anteojos llevan más que uno estándar. Los estándares se encuentran en el empaque comercial. Un estándar común es ANSI / ISEA Z87.1 (última revisión 2015), que establece reglas para protección contra radiación UV e impactos. Anteojos que cumplen con este estándar (ejemplo) son muy comunes en ferreterías, y deben sobrevivir un impacto de un 2.54 cm esfero de acero que cae desde una altura de 127 cm.
Como pueden adivinar, esta prueba quizás no simule bien la energía involucrada en—por ejemplo—un impacto de un perdigón de escopeta.
Mejor es ANSI Z87+ (también conocido como HVP), que usa pruebas más estrictas con proyectiles con más peso y proyectiles de alta velocidad. Anteojos y antiparras que cumplen con estos requisitos (ejemplo) se vende frecuentemente para motociclistas. Mejor aún son anteojos y antiparras hechos para guerra. En el mundo occidental se encuentran los estándares de las FF AA de los EE UU, específicamente MIL-PRF-31013 y el actualizado MIL-PRF-32432. Anteojos y antiparras que cumplen con estos estándares deben sobrevivir impactos de proyectiles a velocidades balísticas.
Obvio que mayor protección es mejor, pero ¿cómo comportarían estos estándares numéricamente? Abajo hago una comparación entre valores de energía normalizada de los proyectiles usados en las pruebas de los estándares, para que podamos evaluar la eficaz de anteojos contra perdigones de “goma”.
A grandes rasgos, anteojos de seguridad básicos (ANSI Z87.1) cumplen con una prueba que involucra un valor de energía normalizada muy bajo. Este valor (~1.660 J m-2) es mucho más bajo que la energía normalizada de los perdigones de “goma” sobre distancias menores que 50 metros. Anteojos y antiparras para impactos de alta velocidad (ANSI Z87+) deben sobrevivir impactos más realistas en términos de perdigones, y lentes hechos a estándares militares son los mejores con respecto a energía normalizada.
El punto clave es si ustedes quieren hacer una inversión en lentes de seguridad para este momento en la historia de Chile, vale la pena encontrar lentes que cumplen con (al menos) el estándar ANSI Z87+.
Y también, por favor llevan casco.
Gracias a N. Campillay por su ayuda investigativa.